domingo, 20 de febrero de 2011
Cisne negro.
Ha habido momentos en los que "Cisne negro" ha sido indefinible, su gran locura que cuando parece que se esfuma vuelve crea desesperación al propio espectador. Psicológicamente te afecta, si es así y te dejas llevar de la mano de Aronofsky disfrutarás y a la misma vez sufrirás, pero sino es así te parecerá una simple película perversa y sin sentido alguno. A mí personalmente me ha parecido incluso magnífico el constante descontrol, incluso acabo percibiéndo cierta belleza en él.
"Cisne negro" es una película que te va a hacer sentir de dos maneras diferentes: horrorizado y encantado. Al principio te presenta a una Nina que se caracteriza por la pureza, la fragilidad, la responsabilidad, la belleza y la perfección, cuya personalidad será la adecuada para interpretar a un cisne blanco en medio de un ballet de "El lago de los cisnes", sin embargo tendrá que encontrar la manera de ser a la misma vez la persona idónea para convertir a un cisne blanco en uno negro, en el cual destaca la lujuria, la compulsión, la maldad y sobre todo la autodestrucción. Y cuando se habla de Nina, una joven luchadora, obsesiva y caprichosa que está acostumbrada a conseguir lo que quiere, un "no" es completamente inadmisible.
Aronofsky nos mete en la cabeza de su protagonista, mostrandonos a su personaje con movimientos de cámara que varían en base a su estado de ánimo. La cámara en mano funciona de manera sorprendente en las escenas de ballet, acompañadas de una banda sonora y un sonido exquisito, y decoradas por una fotografía que crea una atmósfera opresiva e insana, la guinda del pastel.
En cuánto a las interpretaciones destacar a una maravillosa Natalie Portman que realiza su mejor papel hasta ahora y que estoy segura de que le va a costar la estatuilla de los Oscar. Unas expresiones brillantes, borda cada sensación -muy abundantes- y cada palabra. Por otra parte Mila Kunis, más que correcta, está a la altura de su personaje, con una personalidad totalmente opuesta a Nina y por último destacar a Vincent Cassel, Winona Ryder y Barbara Hershey que por muy secundarios que sean realizan unas grandes interpretaciones, para nada estropean el trabajo magistral que realiza mi admirada Natalie.
Y finalmente concluir con la sensación con la que he salido del cine, realmente conmocionada, hacia muchísimo tiempo que una película no me dejaba tan deshubicada, una sensación de satisfacción -por la obra maestra presente- pero sobre todo afectada, porque "La perfección no es control, es perderlo" y efectivamente, el descontrol/perfección a uno le deja totalmente enmudecido.
SPOILER:
Y en esta parte de spoiler destacar un final sorprendente, realmente necesario para hacer ver que se trate de lo que se trate -ya sea ballet, fútbol o cualquier propósito de conseguir algo desesperadamente- uno puede llegar a obsesionarse de tal manera que acaba en su propio mundo, con su locura y sus propias fantasías, porque la cabeza es la que manda, y solamente ella es la que puede llegar a provocar que uno mismo se autodestruya de manera completamente perversa y desconocida, al igual que le pasó a Nina, que acabó convertida en ese cisne negro que tanto deseaba ser, y aunque al final se diera cuenta, ya era tarde, porque ya estaba herida, no necesitó ningún enemigo, ni siquiera a Lilly que era su gran competidora/enemiga, acabó ella misma con su vida.
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Se nota la emoción en tus palabras y todo!!!
ResponderEliminarpeliculón!
Una buena crítica redactada por un cisne blanco, pues te centras en lo positivo de la película, que al fin y al cabo es lo que nos emociona y nos invita a seguir viendo cine.
ResponderEliminarMe gusta la importancia que le da Aronofsky a la cámara como bien mencionas, pues esos movimientos se convierten en un ballet que nos acerca al personaje de Natalie Portman.
Saludos!