“El ilusionista” y “El truco final: el prestigio” fueron dos películas que me encantaron y a las que les encontré cierta similitud. El parecido es evidente ya que ambas son del género de intriga, pero además poseen un mismo tema: la magia.
Comenzaré por la de uno de mis directores favoritos: Christopher Nolan. “El truco final: el prestigio” transcurre en Londres, a finales del siglo XIX, una época en la que los magos eran los ídolos más aclamados, dos jóvenes ilusionistas se proponen alcanzar la fama. El sofisticado Robert Angier (Hugh Jackman) es un consumado artista, mientras que el tosco y purista Alfred Borden (Christian Bale) es un genio creativo, pero carece de la habilidad necesaria para ejecutar en público sus mágicas ideas. Al principio son compañeros y amigos que se admiran mutuamente. Sin embargo, cuando el mejor truco ideado por ambos fracasa, se convierten en enemigos irreconciliables: cada uno de ellos intentará por todos los medios superar al otro y acabar con él. Truco a truco, espectáculo a espectáculo, se va fraguando una feroz competición que no tiene límites.
Si a unos actores como Caine, Jackman y Bale les ofreces un guión tremendo en una película repleta de emoción e intriga, una fotografía maravillosa y un buen montaje el resultado es esperanzador.
La película comienza con la frase “Todo truco de magia consta de 3 pasos…”, el telón no se levanta, pero el espectador asiste expectante a la película de Nolan, los siguientes minutos se diluyen como gota en el agua, el tiempo llega a detenerse y nosotros –los espectadores- vemos un sinfín de imágenes, robadas con la habilidad de un genio, que hace efectivas las palabras con las que Michael Caine explica uno de los pasos de un truco de magia: convertir algo ordinario en extraordinario.
Nolan no es que posea muchos largometrajes –también le queda mucho camino por recorrer-, pero cada uno que ha hecho le ha posicionado en una de las grandes promesas de aquí cara el futuro, siendo cada film piezas de arte que algún día encontrarán su hueco en algún museo. Quién diría en el 2006, cuando estrenó este maravilloso trabajo, que sería el que alzaría la saga de Batman a lo más alto y que lograría ofrecernos un trabajo tan complejo, original, arriesgado y magnífico como es “Origen”. Lástima que en Hollywood no hayan sabido apreciar su calidad, pues si con “El caballero oscuro” logramos aceptar que no estuviera nominado en los Oscar este año ha sido injusto e inadmisible. Esperemos que le premien en un futuro, pero no que lo olviden y enmienden el error otorgándole el Oscar honorífico como bien se ha hecho años atrás.
Centrándonos ya totalmente en la película, vale la pena decir, que a mi gusto es superior a "El ilusionista", si bien ésta también tenía sus puntos de interés y le otorgué la misma nota, la película de Nolan examina los principales sentimientos humanos, en especial la codicia y la envidia, de la mano de dos magos enfrentados por conseguir no sólo superar al otro, sino llegar a convertirse en el mejor mago del mundo y dejar con la boca abierta a todos los asistentes que tengan la oportunidad de disfrutar de la actuación en cuestión.
Para ello, tanto uno como el otro no dudarán en dejar atrás sus virtudes, su familia e incluso la vida de sus semejantes con tal de conseguir aquello que buscan, una obsesión que los llevará por trágicos caminos.
Con un guión misterioso y muy interesante, Nolan nos muestra cómo hacer una película engañosa con giros imposibles pero sin timar al espectador en el último momento. Porque Nolan, al contrario que Neil Burger en “El ilusionista” que utiliza el final sorpresa, deja pistas, por ello considero superior su trabajo. Uno puede pensar e intuir, puede tener sus propias teorías, pero cuando se desvela “el prestigio” uno no cabe de gozo después del espectáculo que ha presenciado.
A partir de una historia a la vez compleja pero inmensa, los actores logran sacar todo su jugo a sus respectivos papeles, con especial mención para Christian Bale y Michael Caine (que repiten con Nolan tras "Batman Begins", coincidirán años después en “El caballero oscuro” y lo volverán a hacer en su tercera), un Hugh Jackman más que correcto así como un irreconocible David Bowie, quien se reafirma con el séptimo arte.
Por otro lado “El ilusionista” se desarrolla en Viena de 1900, el misterioso Eisenheim (Edward Norton) cautiva al público con sus espectáculos de magia e ilusionismo. Sus poderes sobrenaturales llegan a oídos del príncipe heredero Leopold (Rufus Sewell), un hombre pragmático que acude a su espectáculo con incredulidad, acompañado de su prometida, la bella y sofisticada Sophie (Jessica Biel). Sospechando un fraude por parte de Eisenheim, el príncipe encarga al perspicaz inspector de policía Uhl (Paul Giamatti) que le vigile de cerca, que, a pesar de su admiración por el mago, deberá investigarle para desmontar su espectáculo y evidenciar lo que su desagradable jefe pretende demostrar: que todo es una patraña.
Y mientras Eisenheim continúa superando como puede los obstáculos que la incredulidad que la realeza le brinda, el amor llama a su puerta de la mano de la prometida de Leopold, Shopie (Jessica Biel) que deberá elegir entre hacer caso a lo que dicta su corazón o cumplir sus planes nupciales y convertirse en princesa.
Indudablemente se trata de una película muy diferente a la anterior tratada, si bien en aquella podían verse las relaciones amorosas como algo secundario, en ésta la base –a parte de la magia como es lógico- es el amor. Neil Burger fue hasta ese momento desconocido para mí y desde luego no nos ha ofrecido muchos trabajos pero sí pasables como “Sin límites” con Bradley Cooper, Anna Friel y Robert de Niro o “Tipos con suerte” de Rachel McAdams y Tim Robbins.
Norton y Giamatti realizan unas interpretaciones notables y es destacable la química entre sus personajes, el film nos hace caminar dubitativos en la frontera de la ilusión, al no saber como espectadores si estamos ante una historia fantástica y mágica o ante un ilusionista sublime, el hermoso aspecto visual de la película, así como su lograda ambientación –esos exteriores de Praga y los interiores en los teatros- y la excelente estructura narrativa del fim convierte un argumento algo tramposo en una golosina deliciosamente entretenida. Con esta combinación de una cautivadora fotografía, música y reparto sin ser una obra maestra su fuerza contribuye a elevar esta película a los altares de la calidad cinematográfica.
La película concluye de la manera que para muchos fue previsible pero que para mí fue magnífica y sorprendente, no suelo adivinar los finales, nunca pienso que puede pasar, si una película me gusta la disfruto y no conspiro para averiguar su final. Me quedo con la frase que le dice Eisenheim a Sophie: "
Bonita es la palabra más idónea para describir esta película, narrada como un cuento (que de hecho, está basado en la historia corta de Steven Millhauser) y contando con preciosos detalles llenos de elegancia, sostenidos por la mágica música que Philip Glass (El show de Truman, 1998) creó para la ocasión.
A mi "El ilusionista" me pareció algo floja y con un guión no muy interesante, "El truco final" me gustó infinítamente más que la primera, aunque creo que podría haber sido un pelín más corta.
ResponderEliminarPD: No he leído la entrada porque no tengo tiempo, sorry! :P jeje
Un saludo!
Me gustaron ambas pero considero que el final del "Prestigio" es sobrenatural, considero que aunque son distintas tienen en común el hecho de hacer el mejor truco que en uno triunfe por encima de su rival y en otro que logre vencer a su competencia en el amor. Los actores son excelentes, sobre todo Bale y Norton. "El Ilusionista" es una historia muy bien pensada, redonda y la sorpresa es adecuada. En "el Prestigio" me gusta el trato habitual que le da a las actividades de ambos magos, me parece por ese lado mucho mejor. Una recreación más ingeniosa y mayor tensión. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
"El truco final" es magnífica. Peliculón. No a la altura de otras maravillas posteriores de Nolan, pero casi...
ResponderEliminarhttp://javicrespo.blogspot.com/
Buen post. Dos grandes películas que me encantaron por sus actores, historias y ambientación, aunque creo que me gustó un poco más El truco final.
ResponderEliminar¡Saludos!
Excelente post, justo hace poco vi en la televisión ambas películas, solo por diferencia de dias una con otra. El Truco Final me entretuvo más, considero que es una mejor película y tiene un elenco mucho más afiatado, además la presencia de Bowie como Nicola Tesla, le da un cierto aire de filme mítico. Eso si por culpa de películas como esta, o bien Memento, me hacen pensar que Inception no es una tan genial película, pues me quedo con las dos nombradas anteriormente.
ResponderEliminarAhora en el caso de El Ilusionista, tambien es un buen filme, pero menor en comparación con El Truco Final. Eso si, donde gana es en el protagonista, pues Edward Norton está magnífico como siempre, al igual que Giamatti. El resto del elenco eso si, no convence demasiado. Pero es una buena película, con un personaje central atrapante sin lugar a dudas, y esa frase final que colocas, es verdaderamente hermosa, como para usarla de cita en algun momento de la vida.
Saludos!
El Señor Nolan Dirigió en el año 2005 Batman Begins, algo que creo que sabes y has pasado por alto. En el 2006 él ya era quien había alzado la saga Batman. Aunque por supuesto El Caballero Oscuro es algo diferente.
ResponderEliminarMagnífico artículo. Da gusto ver a gente defendiendo la obra de Neil Burger cuando la compara con la de Nolan, suele ser al revés.
Un buen blog, a lo mejor me vuelvo a pasar. Saludos.
Todo lo que Nolan toca lo convierte en éxito, que gran talento! Ambas películas me han fascinado pero quizás el toque de Nolan se lleva la palma. Muy buenas recomendaciones.
ResponderEliminarEn el caso de "El ilusionista", es una buena opción para pasar el rato, por cierto me recuerda a una serie de HBO llamada El Hipnotizador, bueno el punto es que esta película que como todas tiene elementos a favor y en contra, una historia que no es mala pero que se ejecutó sin mucho interés, es poco más que aquellas cintas cuya única ambición es el final, descuidando el inicio y estereotipando la transición, toda una ilusión. Sin embargo es necesario hacer mención de la magnífica banda sonora dirigida por de Philip Glass, exquisita, tenue, minimalista, toda una creación desperdiciada en un producto que no le da la talla, una pena. Otro punto rescatable es la evidente ambientación que resalta y se siente, acoge lúgubremente, la fotografía y el montaje son sobresalientes, la dirección artística es pulcra y el vestuario aunque un poco gris y opaco, se encuentra acertado según lo que sugiere la cinta. No obstante nos encontramos con algunos efectos especiales poco trabajados.
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