domingo, 7 de febrero de 2010
Invictus.
Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen,
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia,
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años,
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
Después de estos versos que sirvieron como consuelo para Nelson Mandela sobre todo durante los cuarenta años que estuvo encarcelado, no me creo que a alguien no le haya emocionado, o simplemente llamado la atención, cuando Morgan Freeman pronuncia estas palabras es precioso, trinfal y muy emocionante.
Morgan Freeman realiza un papel estelar y interpreta su papel como Nelson Mandela de una manera sorprendente, es maravilloso ver como en esos tiempos y en esa situación en concreto cuando parece que todo se cae, una persona logre ver más allá y brille dando ejemplo de una voluntad realmente excepcional, de una dignidad heróica y de una fuerza interior capaz de soportar todo aquello que se proponga.
Matt Damon también realiza un gran trabajo, repleto de fuerza interior, confianza y energía, nos muestra su humanidad y humildad y dentro del campo deja ver lo decidido y entregado que es cuando se trata de ser un héroe del rugby.
Ambos realizan un trabajo digno y ejemplar, merece un gran reconocimiento.
Al principio los hechos ocurren lentos y pausados, concretan y muestran la situación en la que vive el país y lo que ocurre cuando Nelson Mandela es elegido para ser el presidente de SudÁfrica, pero la película no se hace para nada pesada, te mantiene con las ganas de que triunfen las pretensiones de Mandela y sobre todo prevalece en uno mismo la fuerza y emoción que transmiten las imágenes de esta película.
Si tuviera que recomendarla sin ninguna duda la recomiendo, Clint Eastwood vuelve a deleitarnos con un magnifico trabajo y con una historía arrolladora. Es el amo de su destino, es el capitán de la pantalla grande, sin ninguna duda.
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